UN ENTRETENIDO PASEO POR LA HISTORIA

Historia es todo lo que existe y todo lo que ha existido. Hasta aquello que está por venir acabará convirtiéndose en ella también. Es la ciencia que contiene todas las demás, pues cualquiera de ellas forma parte de sus entrañas. Si somos flexibles en cuanto a nuestro estudio de fechas y nombres, y nos ceñimos a los hechos concretos, esta ciencia se convierte en una inacabable película, una inabarcable novela, con sucesos increíbles y finales inesperados. El problema radica en que su sentido es diferente en cuanto a quien sea su narrador, privilegio reservado tradicionalmente para los vencedores, para los fuertes, para aquellos que están en la cima en el momento en que se escribe. Es por ello que hay que ir con cuidado con las interpretaciones subjetivas (casi siempre) que encontramos en los documentos históricos. El fin de esta página es; primero, entretenerme yo y después intentar entretener a quien la lea. Me he tomado la molestia de preparar un surtido número de links para que, quien lo desee, pueda comprobar si mis reflexiones son ciertas o no lo son.



En Rennes le chateau

lunes, 25 de junio de 2007

¿HUMANIDAD ANTEDILUVIANA?



Me resulta verdaderamente fascinante la posibilidad de que hubiera existido una humanidad avanzada, anterior a ésta, capaz de logros equiparables a los nuestros. Sin embargo, más allá de leyendas o mitología, no hay evidencias que demuestren algo parecido. El límite de nuestra civilización se encuentra en el cuarto milenio antes de Cristo, y en las tierras de Egipto y Mesopotamia. En ambos lugares, allá por el 3500 a.c., se encendió la chispa de un conocimiento mucho más sofisticado, donde la escritura supondría una verdadera revolución. Es precisamente con la escritura donde comienza la historia. Buscar una civilización avanzada anterior a estas dos, choca frontalmente con unas evidencias arqueológicas que dicen lo contrario. También es verdad que quienes sostienen tal hipótesis aluden a un cataclismo que pudo hacerla desaparecer por completo. En cualquier caso, intentaré hacer un análisis objetivo (siempre resulta difícil) de cuantas teorías ruedan por estos círculos.

La primera, y para mí más fascinante, es la de la Atlántida, una especie de civilización avanzada, que supuestamente pudo poblar una isla atlántica, hoy desaparecida, allá por el 9.500 a.c. Fue Platón, en el 400 a.c., el primero en hablar de ella, aunque posteriormente lo harían muchos y de formas diversas, tomando verdadera relevancia en el siglo XIX con el libro de Ignatius Donnelly: “Atlantis, the antediluvian world”. Aunque Platón la ubicaba “más allá de las columnas de Heracles” (estrecho de Gibraltar), es decir, en el océano Atlántico y a mitad de camino entre España y América, las ubicaciones que le han dado cada uno de los investigadores han sido de lo más dispares. Jurgen Spanuth la ubica en las heladas tierras nórdicas, Ribero-Meneses y Jorge Díaz la colocan en el sur de España y la relacionan con Tartessos. En el altiplano boliviano, en Bimini, en el triángulo de las bermudas, en las costas atlánticas del continente americano, en las Islas Canarias… Para aquellos poco versados en el tema recomiendo “En busca de la Atlántida” de Richard Ellis, donde se exponen todas y cada una de estas teorías, así como algunos espacios de la web como estos.
http://www.historia-antigua.com/atlantida/index.php
http://es.wikipedia.org/wiki/Atl%C3%A1ntida_(continente)

He leído mucho sobre la Atlántida, y puedo decir que con quien más cerca estoy es con Spyridon Marinatos, quien afirma que la leyenda de la Atlántida pudo ser debida a las reminiscencias del cataclismo que hizo sucumbir a la civilización minoica, un hecho arqueológicamente probado y que supuso una de las erupciones volcánicas más grandes de la historia, capaz de hacer desaparecer casi la totalidad de una isla, la isla de Thera o Santorín. Esto ocurriría hacia 1400 a.c. y casi 1000 años después Platón narraría aquel suceso de una forma algo más grandiosa, para ilustrar así las ideas sobre la sociedad perfecta que exponía en su tratado “La República”. Sólo hay un pero, que Platón hubiera podido ubicarla perfectamente ahí pero no lo hizo, pues la colocó “más allá de las columnas de Heracles”. Santorín era un lugar muy conocido por los griegos, donde tras los minoicos se instalaron los micénicos. Así pues, ¿por qué Platon la colocó en el Atlántico y no en el Mediterráneo? ¿Por qué habló de 9000 años y no de 900? Las dudas surgen multiplicadas a cada nuevo avance. Y eso que no he querido hablar de esos “iluminados” que también hicieron su aportación al misterio, como Edgar Cayce, supuesto profeta, o Elena Blavatsky, profesional de lo esotérico, cuyas afirmaciones bien podrían presentarse como un magnífico guión para una película de Hollywood. En fin, por hoy es suficiente, aunque seguiré hablando del tema.

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