INTRODUCCIÓN
Es sumamente complicado explicar con palabras lo que fue la “gnosis” y quiénes fueron los gnósticos de los primeros siglos de nuestra era. Es, más bien, casi una osadía por mi parte, ya que los auténticos eruditos (Bultmann, Piñero, Montserrat Torrents, el cubano Puente Ojea…) han necesitado libros y más libros para intentar arrojar luz al tema. Por ello, intentaré agudizar mi capacidad de síntesis, resumiendo cuanto me sea posible, aún sabiendo que en este tema no se puede ser breve y que va a estar incompleto.
Dicho esto, empezaremos por lo más básico, la terminología por sí misma.
“Gnosis” es un sustantivo griego cuya traducción más acertada sería “Conocimiento”. Procede del verbo “Gignósko”, cuyo significado es “Conocer”, de donde procede igualmente el término “Gnostikós” (gnóstico), que podría ser traducido como “Conocedor” o “Iniciado”. Sin embargo, el sentido moderno del término “gnosticismo”, así como la utilización de dicha palabra para tal fin, surgió en el siglo XVIII, para referirse exclusivamente a las ideologías gnósticas que se desarrollaron en los siglos segundo y tercero de nuestra era. Por ello es importante incidir en la diferencia de significado entre gnosis (conjunto de ideas teológicas encaminadas a la búsqueda de la divinidad en el propio interior) y gnosticismo (práctica de esas ideas llevada a cabo en los primeros siglos de nuestra era por grupos minoritarios, que se consideraban la auténtica élite cristiana).
Es importante reseñar que jamás se puede entroncar ni relacionar la gnosis cristiana de los primeros siglos de nuestra era con modernas interpretaciones teosóficas y esotéricas, aunque tengan unos pocos puntos en común. El mismo Piñero lo aclara de este modo:
“Bajo la palabra gnosis no nos referiremos aquí de ningún modo a los conocimientos secretos, esotéricos, que dicen impartir hoy ciertos grupos teosóficos o antroposóficos, que muestran alguna concomitancia con la gnosis de los siglos primero y segundo de nuestra era, pero cuya base filosófica y teológica es muy distinta…” (Cristianismo primitivo y religiones mistéricas -pag 198-)
Es sumamente complicado explicar con palabras lo que fue la “gnosis” y quiénes fueron los gnósticos de los primeros siglos de nuestra era. Es, más bien, casi una osadía por mi parte, ya que los auténticos eruditos (Bultmann, Piñero, Montserrat Torrents, el cubano Puente Ojea…) han necesitado libros y más libros para intentar arrojar luz al tema. Por ello, intentaré agudizar mi capacidad de síntesis, resumiendo cuanto me sea posible, aún sabiendo que en este tema no se puede ser breve y que va a estar incompleto.
Dicho esto, empezaremos por lo más básico, la terminología por sí misma.
“Gnosis” es un sustantivo griego cuya traducción más acertada sería “Conocimiento”. Procede del verbo “Gignósko”, cuyo significado es “Conocer”, de donde procede igualmente el término “Gnostikós” (gnóstico), que podría ser traducido como “Conocedor” o “Iniciado”. Sin embargo, el sentido moderno del término “gnosticismo”, así como la utilización de dicha palabra para tal fin, surgió en el siglo XVIII, para referirse exclusivamente a las ideologías gnósticas que se desarrollaron en los siglos segundo y tercero de nuestra era. Por ello es importante incidir en la diferencia de significado entre gnosis (conjunto de ideas teológicas encaminadas a la búsqueda de la divinidad en el propio interior) y gnosticismo (práctica de esas ideas llevada a cabo en los primeros siglos de nuestra era por grupos minoritarios, que se consideraban la auténtica élite cristiana).
Es importante reseñar que jamás se puede entroncar ni relacionar la gnosis cristiana de los primeros siglos de nuestra era con modernas interpretaciones teosóficas y esotéricas, aunque tengan unos pocos puntos en común. El mismo Piñero lo aclara de este modo:
“Bajo la palabra gnosis no nos referiremos aquí de ningún modo a los conocimientos secretos, esotéricos, que dicen impartir hoy ciertos grupos teosóficos o antroposóficos, que muestran alguna concomitancia con la gnosis de los siglos primero y segundo de nuestra era, pero cuya base filosófica y teológica es muy distinta…” (Cristianismo primitivo y religiones mistéricas -pag 198-)
No hay comentarios:
Publicar un comentario