UN ENTRETENIDO PASEO POR LA HISTORIA

Historia es todo lo que existe y todo lo que ha existido. Hasta aquello que está por venir acabará convirtiéndose en ella también. Es la ciencia que contiene todas las demás, pues cualquiera de ellas forma parte de sus entrañas. Si somos flexibles en cuanto a nuestro estudio de fechas y nombres, y nos ceñimos a los hechos concretos, esta ciencia se convierte en una inacabable película, una inabarcable novela, con sucesos increíbles y finales inesperados. El problema radica en que su sentido es diferente en cuanto a quien sea su narrador, privilegio reservado tradicionalmente para los vencedores, para los fuertes, para aquellos que están en la cima en el momento en que se escribe. Es por ello que hay que ir con cuidado con las interpretaciones subjetivas (casi siempre) que encontramos en los documentos históricos. El fin de esta página es; primero, entretenerme yo y después intentar entretener a quien la lea. Me he tomado la molestia de preparar un surtido número de links para que, quien lo desee, pueda comprobar si mis reflexiones son ciertas o no lo son.



En Rennes le chateau

miércoles, 3 de septiembre de 2008

EL MITO DE PANDORA (III)


PASEANDO POR EL INTERIOR DEL MITO


Uno de los principales quebraderos de cabeza de esta leyenda es el papel que Hesiodo quiso darle a la esperanza. Difícil es aseverar si el autor clásico la consideró como un bien o como un mal. Y más difícil aún dilucidar qué significado pudo tener para él el hecho de dejarla encerrada en la jarra (caja) evitando que se esparciera por el mundo.
Si era un bien, ¿por qué no deja que salga al mundo y puedan experimentarla los hombres al final del relato? ¿Qué sentido tiene dejarla encerrada? Aunque difícilmente podía ser considerada como un bien para el autor cuando escribe que la jarra contenía TODOS los males del mundo. De considerar la esperanza un bien, ¿no es lógico que lo hubiera citado explícitamente? "Todos los males del mundo y un bien, la esperanza", por ejemplo. Esto evidenciaría que la hacía diferente a los otros males. Pero no es así. Lo escrito por Hesiodo habla de una jarra con todos los males, por lo que todo apunta a que así era considerada por el escritor.
Entendiendo pues que Hesiodo considerase la esperanza como un mal (esta es mi opinión, pero existe un debate abierto entre los expertos en este campo) se sigue sin encontrar un sentido claro y explícito al hecho de dejarla encerrada. ¿Acaso era considerada el peor de los males y Pandora pudo evitar que escapara? ¿Acaso los males considerados más livianos estaban arriba y la esperanza pesara más por su maldad y por ello quedara en el fondo de la jarra mientras salían el resto de males? Pero Hesiodo era consciente de que los hombres que le rodeaban sí experimentaban esa experanza, o sea, que la esperanza en algún momento había salido de la jarra. ¿Por qué sin embargo él le niega tal hecho y la deja encerrada? ¿Por qué no nos cuenta nada de que saliera?
Sacar de esta leyenda la conclusión de "la esperanza es lo último que se pierde" es totalmente inadecuado. Primero, porque la esperanza no era algo que alguien tuviera, sino un mal (o un bien) enviado por Zeus. Precisamente el hecho de mantenerla encerrada en la jarra era lo que impedía que los hombres tuviesen esa misma esperanza. ¿Cómo pues la iban a perder si no tenían ni opción de tenerla? Además, esta expresión es dicha en sentido positivo. En el mito, sin embargo, es al contrario. Es decir, ¡menos mal que Pandora llegó a tiempo y no dejó que la esperanza saliera!


Esta caida del hombre, y a la vez despertar, es una alusión reiterativa en muchos mitos antiguos, especialmente en los de origen o influencia mesopotámica. Este "buen salvaje" de Rousseau, que vive feliz y dichoso en su ignorancia, desconociendo la maldad, la muerte, el sufrimiento, los anhelos, no necesita hacer nada para subsistir ya que la naturaleza (el mundo mismo) le provee de todo lo necesario para subsistir. Digamos que no interactúa con la naturaleza sino que se limita a recolectar o cazar lo que ésta le ofrece. Por tanto, el apartado de la propiedad es aún un camino por recorrer. La revolución neolítica produce un cambio en la manera de enfrentar el mundo. Ahora la cosa cambia y ya no se recoge lo que ofrece la naturaleza sino lo que uno mismo se ha procurado para sí en una zona determinada. Es decir, en esa zona en concreto la naturaleza no hubiese ofrecido nada si no hubiera habido alguien que sembrara, regara y cuidara ese punto en concreto. Lógicamente, se considera dueño de los frutos. Algo que hasta ese momento era difícil de concebir. Esto le lleva a convertirse cada vez en más sedentario, con una organización cada vez más compleja, hasta formas sociedades en ciudades. Esto hace pensar al hombre que quizá no sea un animal como los demás, ya que tiene conciencia de sí mismo y es capaz de interactuar con el entorno. Inmediatamente después viene el pensamiento ¿tendrán también algunos animales esta concienzación? No es de extrañar pues que se divinizaran tantos animales en la antigüedad.
Como vemos, es fácil relacionar estos relatos con el cambio que se produjo para el género humano en el Neolítico. Lógico y perfectamente comprensible. Sin embargo, lo que para nosotros sería evolución (un paso para adelante) los antiguos lo consideraban involución (las cosas empeoraron tras eso). Para ellos, ese estado anterior del hombre era añorado. Para nuestra moderna visión, un escollo que superar.
Se suele decir que, que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y ese justamente es el sentido que para los antiguos tenía. Un tiempo pasado, feliz y longevo. Y para añorar un tiempo, ¿cuál mejor que uno expresamente inventado para ello?

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