UN ENTRETENIDO PASEO POR LA HISTORIA

Historia es todo lo que existe y todo lo que ha existido. Hasta aquello que está por venir acabará convirtiéndose en ella también. Es la ciencia que contiene todas las demás, pues cualquiera de ellas forma parte de sus entrañas. Si somos flexibles en cuanto a nuestro estudio de fechas y nombres, y nos ceñimos a los hechos concretos, esta ciencia se convierte en una inacabable película, una inabarcable novela, con sucesos increíbles y finales inesperados. El problema radica en que su sentido es diferente en cuanto a quien sea su narrador, privilegio reservado tradicionalmente para los vencedores, para los fuertes, para aquellos que están en la cima en el momento en que se escribe. Es por ello que hay que ir con cuidado con las interpretaciones subjetivas (casi siempre) que encontramos en los documentos históricos. El fin de esta página es; primero, entretenerme yo y después intentar entretener a quien la lea. Me he tomado la molestia de preparar un surtido número de links para que, quien lo desee, pueda comprobar si mis reflexiones son ciertas o no lo son.



En Rennes le chateau

sábado, 22 de noviembre de 2008

La Gnosis y el gnosticismo (IV)




CONTENIDO IDEOLÓGICO DE LA GNOSIS Y EL GNOSTICISMO

La gnosis está en otra escala diferente a la de las religiones. Quizá es más una “línea de pensamiento” o más concretamente un “modo de acercarse a lo divino”, sin importar cuál sea la religión en concreto, sirviendo tanto para las creencias orientales, judías, cristianas, griegas... El hecho identificativo de la gnosis estriba en el enfoque que le dan a la divinidad con respecto a la creación y el hombre. Explicándolo muy a grosso modo, para los gnósticos existió en un principio un ser supremo, un entre más allá de nuestro universo, por cuya voluntad fue creado precisamente el universo. Pero la creación del universo no es atribuida a ese ser supremo, sino a una entidad maligna que, fiel a su naturaleza, ha creado un universo malvado, hecho de perversa materia. Aquí es necesario hacer un inciso, ya que el gnosticismo adopta dos vertientes, el monismo y el dualismo. En el monismo, el ente maligno que crea el universo parte del mismo ser supremo, a quien desde entonces estará enfrentado. En el dualismo (por ejemplo, en las creencias iranias), el ente maligno es un ser independiente al ser supremo. Un igual. Las tinieblas y la luz, el bien y el mal. En fin, dos principios encontrados. Aunque, en la mayoría de ocasiones, es el monismo el que se impone. Así lo suscribe el señor Piñero en “Cristianismo primitivo y religiones mistéricas”

“Para la mayoría de sistemas (gnósticos)… existe en los orígenes un solo principio. Léase, Bien, Padre, Uno, Trascendencia, etc, que por un complicado proceso engendra indirectamente el principio del Mal, o mejor de la Deficiencia, o el Error a partir del cual se genera el Universo”


Así pues, adentrémonos en ese pensamiento gnóstico cristiano de los primeros siglos de nuestra era (justo aquello que debe ser denominado como gnosticismo). Para ello, habré de generalizar de nuevo, ya que la diversidad y riqueza ideológicas son abrumadoras. Por tanto, sabemos que creían en un ente “off-universe”, ser completo, de luz, que por un “error” (qué difícil es dar con la terminología adecuada) concede la existencia de otro ente antagónico a él, que será quien generará el universo material. Siendo, pues, maligno su creador, también lo será la creación. Creación que, sin embargo, tendrá esparcidos pequeños “pedacitos” de la divinidad, albergados en el interior de cada cuerpo humano. Esas chispas divinas de luz, en medio de las tinieblas y la maldad del universo, habrán de ser encontradas, a fin de tomar verdadera conciencia de la propia divinidad y poder regresar a ella. Y para encontrar tal tesoro, no era necesario ni moverse, ya que tal tesoro estaba alojado dentro del propio cuerpo. Así pues, se trataba de una búsqueda interior, una reflexión en uno mismo, para tomar conciencia de que se formaba parte de un todo divino, del que un día fueron desgajados.

Hay que recalcar que el ser supremo originario es un ser inteligible, incomprensible, infinito, imposible tanto de entender como de explicar para los gnósticos. Dijérase que está en otro plano existencial, que hace imposible un contacto entre él y los hombres. Para aclararnos mejor, lo llamaremos padre. Este ser, mediante complicados procesos (explicados por cada grupo de distinta forma) logra generar una proyección de su propia divinidad hacia el mundo material. Esta proyección la llamaremos Hijo (también llamado Intelecto). Este Hijo es capaz de interactuar en los dos planos existenciales, tanto en el material (lucha contra las tinieblas y el mal) como en el extra material (cuando regresa y se une al padre). Responsable también de la proyección de este Hijo al mundo material es otro ente que no se puede obviar, el Silencio (también llamado Espíritu) que suele tener una acepción femenina y algunos grupos lo consideraban “la compañera silenciosa del Padre”. Es curioso que también el gnosticismo presente una suerte de Trinidad. Aunque es de distinta naturaleza a la que adoptaría el catolicismo, no deja de sorprender esta semejanza.

Estas proyecciones divinas al mundo de la materia son conocidas como eones. Según grupos gnósticos, el número de eones proyectados por el ser supremo puede variar. Estos eones conforman lo que es conocido como Pleroma, o sea, el porcentaje divino que el ser supremo ha decidido proyectar. También aquí se bifurcan dos caminos. Los que creían que esos eones no eran sustanciales, o sea, que no tenían una realidad más allá de sí mismas, sólo siendo meras proyecciones de la divinidad suprema (por ejemplo, los gnósticos setianos) y los que creían que sí la tenían, más allá de la divinidad propiamente dicha. Del mismo modo, también había mucha diversidad a la hora de establecer el número y jerarquía de ese citado Pleroma. En el gnosticismo valentiniano, por ejemplo, que se conoce bastante bien, había un número exacto de 30 eones para este Pleroma (2+2+4+10+12).

Una idea compartida por la práctica totalidad de los grupos gnósticos era que la creación de ese Pleroma, y del Universo mismo, había sido debido a la voluntad de comunicarse hacia el exterior del ser supremo. Sin embargo, al hacerlo, había provocado también la irrupción de las tinieblas y el mal. Este es un detalle muy significativo, ya que libera al hombre de su “pecado original”. Con este pensamiento teológico, el hombre ya no tiene ninguna deuda con la divinidad. Es por tanto evidente que tal concepción chocara frontalmente con la de la Iglesia católica y su redentor, pues para el gnosticismo cristiano Jesús nunca lo fue, sino que fue, podría decirse, un guía espiritual, un maestro de luz… Estos detalles son los que “marcan” al gnosticismo cristiano y los que a su vez acabarían condenándolo ante el poder católico, que no podía tolerar ideas como ésta. En el evangelio de Juan, según los entendidos, subyacen ideas gnósticas (expresión dualista, salvación mediante el conocimiento), aunque nunca podría considerarse como tal por su declarada aceptación de Jesús como redentor, algo inconcebible para los gnósticos. Por tanto, como se puede observar, muchas veces la línea que separaba esto o aquello era bastante borrosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo pienso que las religiones y todas las personas buscan una iglesia afuera, y en la biblia dice, huid de la fornicacion o acaso ignorais que tu cuerpo es el templo del espiritu santo, donde dice que la iglesia es de cuatro paredes, tambien dice,en genesis creced y multiplicaos, pero las religiones dicen tened muchos hijos pero, la biblia dice, especifica en otro libro de la misma biblia creced y multiplicad en conocimiento y sadiburia de Dios , no esta hablando de la prole
tambien todos pensamos que Jesus es el unico hijo de Dios, pero es el cristo unico hijo de Dios, porque en galatas cuatro dice hijitos mios que vuelvo a estar con vosotros hasta que cristo sea formado en vosotros, acaso dice todos los que van a la iglesia catolica o protestante son mis hijos.
la verdad es la verdad